sábado, 15 de enero de 2011


Los Jardines de Luxemburgo guardan mis más exquisitos recuerdos de mi estancia en París. La gente se recostaba sobre sus tumbonas aprovechando los momentos de sol en una reluciente mañana de verano.
 Ellas, con grandes pamelas, vestidos aflorados que se dejaban bailar por las brisas del interior, tacones, plataformas, cigarrillos ¿qué más da? esto es París...
Ellos, eran altos y robustos, con bigote o afeitados, de traje o con camisas de cuadros, con zapatos o sandalias..
Los más pequeños se acumulaban frente al estanque, sin perder ni un solo detalle del viaje de las pequeñas maquetas de barcos que se encontraban en una regata, otro simplemente buscaban la sombra de diminutos peces que vagaban por aquel extraño habitat..
Mientras tanto, ahí estaba yo, sentada en una silla de color verde, con mi cárama entre mis manos y sin dejar pasar ni una escena que inmortalizar, observando como turistas de origen asiático paseaban risueños por aquellos parques, espiando a cada pareja de enamorados que aprovechaban el mínimo rincón acogedor para sumirse en un profundo beso, siguiendo el vuelvo de las aves que acudían a las migas de pan, ajedrecistas que aprovechaban cada sombra para estables una de sus partidas encabezadas por caballos, reyes, alfiles, torres y peones, embobada captando las posturas de aquellas personas que posaban pasar sus fotos..


Sí, adoro los pequeños detalles. 
  

lunes, 10 de enero de 2011

Correr,agitando rápidamente mis pies, descender escaleras, lo más vertiginoso y ágil posible.
El silencio se va apoderando de mí y tan solo consigo escuchar el metrónomo del latido de mi corazón, la respiración entrecortada, angustiosa y sofocante y el impacto de la suela de goma de mis deportivas contra las grandes bloques de piedras mojadas que constituían aquellas escaleras en forma de caracol.
Silencio,¿no te das cuenta?, no quiero que se enteren, no quiero que lo sepan, no quiero que me sigan, no, ahora no...
Tan solo espero, y deseo, sumirme en lo más profundo de la nada, donde no existan pensamiento, donde no existan malditos recuerdos, donde no hayan nadie más que yo, y lo más profundo de mi corazón.
No te necesito, ni a ti ni a tu clan de seguidoras, admiradoras o 'lameculos',¿para qué?, ¿para qué tener en mi vida, la presencia de personas que se hacen llamar como no son, que fingen ser lo que no son, y que intentan aparentar algo que nunca llegarán a ser?, ¿para qué hacer trabajar mi hipocampo, si precisamente lo que busco es borrarte del mapa de mi vida?, ¿para qué saludar?, ¿para qué mirar?, ¿para qué pensar?
Sí, ¿para qué pensar en vosotras?

¿Malditas víboras?. Sí, suena bien.